"Forcemos un poco la idea del aterrizaje en lugares “imposibles”, exportemos la situación, por ejemplo, a un valle que en nada se parezca a un aeropuerto, o a un pedregal sobre el que ningún avión podría posarse… salvo estrellándose. ¿Habrá alguna forma de utilizar tales terrenos como si fueran “aeropuertos”? En efecto, parece que la idea podría ser realizable o, al menos, tal cosa llegó al mundo de las patentes. El visionario protagonista de esta historia era el Capitán James H. Brodie..." Más en
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