A comienzos del siglo XX la compañía británica White Star quiso batir todas las marcas del lujo naval, y botó entre 1910 y 1914 la serie Olympic, popularmente llamados los gemelos del Titanic, tres gigantes de los mares, el Olympic, el Titanic y el Gigantic, cuyos nombres ya eran una declaración de intenciones. Su soberbia sería castigada por los dioses del mar. Para que los privilegiados viajasen por mar, las navieras construyeron auténticos palacios flotantes, barcos enormes que ofrecían los placeres del gran hotel, el casino, el club aristoc