Para el ecuatoriano Leonardo Agustín Ganchozo y para millones de españoles, el trabajo es como el Guadiana, que aparece y desaparece. Por eso, cuando hace medio año le dijeron que le pagarían 52 euros de jornal por transportar materiales y manejar un toro, no lo dudó. La empresa constructora le pidió la documentación, supuestamente para preparar su contrato. Pero Ganchozo estuvo trabajando dos meses en negro y de forma discontinua hasta que, el 12 de diciembre del año pasado, sufrió un accidente laboral que le destrozó la mano.