Los que de alguna manera lograron sobrevivir se llaman Hibakusha, lo que significa literalmente “los que fueron bombardeados.” La mayoría de los habitantes de las dos ciudades que milagrosamente subsistieron a esos calurosos y terribles días de agosto tienen, si están vivos, unos setenta u ochenta años, y siguen relatando sus singulares historias de horror, destrucción y supervivencia. Sus llamados urgentes por la paz, el desarme, y la expiación a menudo no son escuchados por la cultura estadounidense del Siglo XXI que...