Hace 30.000 años los humanos ni conocíamos la figura de Dios. Por aquel entonces y hasta el 3000 antes de Cristo, todos y cada unos de los fenómenos de la existencia, vida y muerte, luz y sombra, caos y orden, se le atribuían a las diferentes advocaciones de una gran Diosa, maternal y que se representaba con grandes atributos femeninos. La mujer era considerada el origen de la vida, la base de la sociedad.