Con las reformas tan restrictivas y xenófobas de las leyes europeas de inmigración, la ciudadanía puede quedar entre dos delitos manifiestos: el de colaboración con la inmigración irregular si se ayuda a una persona en dicha situación (criminalización de la solidaridad que ya hemos denunciado en varias ocasiones) y el de denegación del auxilio, si no lo hace. Ya está bien de llorar tragedias y de horrorizarnos por unas desgracias que no son para nada casuales, sino causales de la EUROPA FORTALEZA y de un sistema capitalista que las provoca.