En política existe un campo de Higgs muy particular. Se llama nacionalismo. El bosón es la nación, algo inmaterial, invisible, que no consigues distinguir ni asomado a la estación orbital, pero que lo notas inmediatamente cuando la gente que tropieza con él adquiere masa, se transforma y presenta una inmediata predisposición a despreciarte, torturarte, encarcelarte, y matarte por su causa. Una vez más debo recordaros las palabras de Einstein: “Triste época la nuestra en que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.