Una campaña de imagen en Europa, con medidas simbólicas, y apenas financiadas, contra el paro y una reconstrucción más aparente que real del maltrecho eje franco-alemán, y regalos electorales para los alemanes por valor de 30.000 millones para lubricar su campaña electoral. Tal es, por ahora, la táctica de la canciller Angela Merkel para afianzar en septiembre su segura reelección a un tercer mandato al frente de Alemania. De nuevo aparece la paradoja de que los recortes pregonados por Merkel de puertas afuera no se corresponde con lo que la...