La basura que se aprovecha no es un residuo, sino un recurso. Las plantas de tratamiento y cogeneración energética de purines consiguen este objetivo, al utilizar estos restos de la industria ganadera para producir electricidad, agua de riego y fertilizantes comerciales, evitando así la contaminación que supone su vertido en el entorno. Sin embargo, sus responsables se quejan de las dificultades legislativas y económicas para mantener y poner en marcha estas instalaciones.