Despelotarse, enseña el DRAE en su segunda acepción, significa “alborotarse, disparatar, perder el tino o la formalidad”. Aunque no lo indique, le incumbiera precisar que tales acciones son propias, casi privativas, de políticos o afines. A semejante extremo nos lleva el hecho de que estos especímenes concentran un alto porcentaje de protagonismo, bien por impudor bien a consecuencia de erráticos dicterios que escapan al sentido común. En momentos, lindan el éxtasis, la excelsitud, al solaparse fanatismo y solemnidad.