En Historias del Kronen de Mañas la sola presencia de la fili, que así es como el protagonista se refería a la criada, servía para dar idea del estatus de la familia. Todos los capítulos empiezan igual, con la misma frase de ese lujo asiático uniformado: “Carlos, tiléfono”. Se tiene en nómina a estas asistentas para que el que llame note el poderío y el buen gusto internacional.