El ruido del vecino, el botellón, bares y discotecas, el tráfico y hasta las campanas de la iglesia generan miles de denuncias cada año. Una cuarta parte de los españoles sufre el estruendo de la calle o del que vive al lado, pero sus quejas no son oídas hasta que no llegan a los tribunales, según los afectados. Por esa "desidia de la Administración, que no resuelve, la gente está tan desesperada que acude a la vía penal", asegura a Efe Joaquín Herrera, vicepresidente de Juristas contra el Ruido.