En los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960, el corredor de fondo de Etiopía Abebe Bikila participó en el maratón descalzo, porque las zapatillas que le habían proveído los patrocinadores no le quedaban. En épocas recientes, sin embargo, ha crecido el interés en esta modalidad o por lo menos en el uso de las llamadas zapatillas "minimalistas", no sólo para disminuir las lesiones asociadas con el deporte, sino también para mejorar el rendimiento. Incluso, hay una asociación nacional de corredores descalzos en Estados Unidos.