Durante veinticinco años, Allen Kruse se ganó la vida haciendo lo que más le gustaba: navegar y pescar. Pero, como él mismo explicó en una entrevista hace mes y medio, el vertido de crudo en el Golfo de México acabó con todo eso. Hace dos semanas, Kruse empezó a trabajar para BP en labores de limpieza. El miércoles pasado fichó, se embarcó en su bote, y se suicidó de un disparo. Según su hermano, Kruse se hallaba deprimido y bajo un enorme estrés. Es una víctima más del peor desastre ecológico en la historia de Estados Unidos. Nota en inglés.