El ardor de estómago, el dolor agudo tras comer platos picantes o las molestias de la digestión no son fruto del estrés emocional, como se sospechaba, sino la acción de una bacteria, el hellicobacter pylori, que anida dentro de la pared intestinal y es inalcanzable a los ácidos gástricos. Su objetivo es diseñar con sus anticuerpos una vacuna que se anticipe y evite el contagio. Esperan que las empresas alimentarias incluirán esa vacuna en yogures y leches tratadas, de forma que la población se inmunizará sin ir al médico.