La psicocirugía intenta tratar el trastorno obsesivo compulsivo con implantes de electrodos en el cerebro. Si los traumatólogos son los carpinteros del cuerpo, y los internistas sus fontaneros, los neurólogos podrían ser los electricistas. Con una dificultad añadida: los circuitos con los que tienen que trabajar no se ven a simple vista. Muchos están en impresos en el cerebro, un órgano que a simple vista es una masa blancuzca sin canales establecidos. Pero en él, sutilmente, hay conexiones que se manifiestan en el día a día de las personas...