No eran los hostels algo así como precarios refugios en los que guardarse del frío, el sol o la lluvia, compartiendo baño, para poder continuar al día siguiente el sufrido camino? Pues ya no, porque este mundo posmoderno de síntesis y mezcla está dispuesto a acabar con cualquier certeza, prejuicio y toda lógica. Y los hostels, los albergues de toda la vida, como tantas otras cosas, ay, ya no son lo que eran. Ahora son mejores.