En septiembre de 1982, tras un atentado en Beirut, Ariel Sharon penetró en campamentos de refugiados palestinos permitiendo una masacre de ancianos, mujeres y niños. Ariel Sharon y Rafael Eitan, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Seguridad israelíes, se reunieron con las unidades de la milicia cristiano-falangista libanesa para incitarlos a entrar en los campamentos de refugiados y así detener a terroristas de la OLP. La cifra precisa de muertos ha sido siempre objeto de disputas, pero la Cruz Roja afirmó que fueron 2,400 víctimas.