15.000 asistentes al mitin de Madrid. No me equivoco por demás; si aseguro que 14.000 de los presentes, viven, exclusivamente, del oficio anti sindical. Gente nueva que ha descubierto un filón de empleo fijo, y veteranos de los que, por su boca no sale, desde hace décadas, la expresión lucha de clases. Como les dijeron sus jefes, “después seguiremos negociando”. Un método añejo, vergonzante, claudicante y de corrupción.