Pakistán se desintegra mientras usted lee estas líneas. Pakistán está perdiendo el control de su mayor provincia, Baluchistán -memoricen este nombre y su gentilicio, baluchis, como ya han aprendido el de pastunes- la más rica en recursos naturales y desde siempre la menos apegada al disfuncional artificio político pakistaní. En la capital de Baluchistán, Quetta, el tiro en la nuca se ha convertido en una práctica casi diaria que está provocando el éxodo del armazón que sustenta el estado pakistaní.