Han llegado a los ayuntamientos armados de odio hasta los dientes, a lomos de un revanchismo alimentado con mimo por los ideólogos que mueven sus hilos, sedientos de venganza ciega. Tan orgullosos están de sus anhelos incendiarios, que los han exhibido en las redes sociales durante años, en amenazas cargadas de hiel, como exhibían los «camisas pardas» sus antorchas hitlerianas desfilando al paso de la oca por las calles de Berlín.