Ahora, con El salto, Zambrano firma como director una de sus historias más necesarias —lo dice él mismo— para acallar xenofobias y despertar empatías en un espectador que asistirá al drama terrible de la migración subsahariana: a la realidad de tantas personas que se dejan la vida en una patera en el Estrecho o saltando la valla de Melilla para llegar a España. Y también a la de quienes consiguen entrar en nuestro país pero viven en una vulnerabilidad y precariedad asfixiantes.
|
etiquetas: cine , películas , el salto , melilla , inmigración , benito zambrano