En el verano de 1936, y a bordo de un yate, el rey Eduardo VIII se relajó y fue fotografiado mientras Wallis Simpson le tocaba el brazo: un error que le costó la corona. ¡Ay, esa mano! Era un secreto a voces, pero esa mano de Wallis Simpson tocando el brazo del rey Eduardo VIII de Inglaterra era la prueba inequívoca del romance entre ambos.
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