Benjamin Schreiber mató a otro hombre con el mango de un hacha en una pelea en 1996, un crimen por el que fue condenado de por vida por un tribunal de Iowa. En 2015 fue trasladado a un hospital, presa de fuertes fiebres por piedras en el riñón. Durante su convalecencia, falleció y fue resucitado por los médicos “en contra de su voluntad”, según reza su apelación de 2018. Por este motivo -su efímera muerte-, el condenado considera que ya ha cumplido su condena “de por vida”.
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