En las granjas de servidores hace calor. Mucho calor. Tanto que podría destrozar todas las máquinas en una especie de harakiri digital. Para que eso no ocurra los dueños de estos centros invierten inmensas sumas de dinero en enfriar las salas. Es decir, claramente, sobra calor. Pero a la vez hay muchos hogares que pasan frío y no pueden pagar la calefacción. Es decir, terriblemente, falta calor.
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