La idea era cojonuda, cogías el tren nocturno para Madrid en Coruña, cargaban el coche, cenabas en el tren, dormías en el coche cama, te levantabas, una ducha, desayunabas y por la mañana a primera hora recogías el coche en la estación en el centro de Madrid. En aquella época pre-autovias en que el viaje de 600 kilómetros en coche (en nuestro caso un Talbot Horizon 1.9 GLD) era poco menos que una aventura y los rent-a-car casi inexistentes era una gran alternativa; y ya en viajes de verano al Levante que salíamos de noche y llegábamos Valencia.
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