Un estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Rutgers confirmó que, justo antes del besamanos, reaccionan los centros asociados a la recompensa. También reacciona la corteza, que recibe mensajes sensoriales del tacto de todo el cuerpo. Igual ocurre con el hipotálamo, la zona primitiva del cerebro. El sistema nervioso se adormece y bloquea cualquier sensación del dolor. El cuerpo está preparado para entregarse a la monarquía.
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