Si ahora todo tipo de sensores, un complejo sistema de videovigilancia y otras tantas innovaciones controlan cada movimiento en las profundidades de los rascacielos para evitar el más mínimo riesgo, a comienzos del siglo XX era necesario utilizar otro tipo de artimañas. Sí, mucho más rudimentarias, pero no por ello menos eficaces. Porque la nariz de ‘Smelly’ Kelly (el ‘maloliente’ Kelly), como le conocían en aquella época, resultaba infalible.
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