Si Hollywood buscase inspiración bélica más allá de su propio ombligo y de la Segunda Guerra Mundial, la película La gran evasión habría sido muy diferente. Sus coordenadas se habrían trasladado de Polonia a Ezkaba, Navarra, donde en 1938, seis años antes de la fuga de 77 presos del campo de concentración nazi Stalag Luft III, el fuerte de San Cristóbal vio a 795 de sus reclusos salir corriendo hacia el monte. De esta megafuga, que acabó con la masacre de más de 200 presos, se suele mencionar por encima y sin profundizar un detalle.
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