Inspirado por la escena de las carreras de Ascot de la película My Fair Lady y el vestuario de Cecil Beaton, Capote estaba determinado a hacer una fiesta como ninguna otra antes y utilizar la sala de baile del hotel Plaza, donde siempre había deseado realizar una gran celebración. Y nada le detuvo. Organizar la fiesta se convirtió en una auténtica obsesión para Capote, que elaboró una lista de 540 invitados, de los que nadie falló.
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