Con la llegada de la pandemia vinieron los problemas. Ya no había tantas sonrisas y el amargor llegó a la boca de todos. Al turismo una sonrisa. Y sin él, no hay manera de sonreír pues en la ruleta de la vida, Málaga apostó todo al guiri como herramienta perfecta para sostenerse. Y el modelo es bueno, genera riqueza y es potente. Pero ante las adversidades se pierde.
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