Hoy suena casi a mester de juglaría, pero hubo un tiempo, hace décadas —no tantas, en realidad—, en el que a los teléfonos les ocurría lo contrario que ahora: tenían mucho de phones y poco de smarts. Si querías un dispositivo "inteligente", uno con herramientas que te ayudasen a organizar tus contactos y evitar que se te olvidase el cumpleaños de tu primo o esa cita de última hora del miércoles con el dentista, tenías otra herramienta: las Personal Digital Assistant (PDA).
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