¿Acaso un hombre feo (e idiota) no tiene derecho a conquistar a una mujer guapa? Por supuesto y ocurre en la vida real. Aquí se cuestiona cómo el cine desarrolla estas historias de bellezas disímiles. El cine de perdedores que se tiran a la rubia no hablan de amor, aunque los directores insistan: es una catarsis para frustrados. La mujer es un premio.
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