"Todavía me quedan unos cuantos sacos de un asuntillo" confiesa el expresidente. El caso de las cloacas del Estado va camino de convertirse en el escándalo de espionaje más grave de la democracia española desde los GAL. Gobierno, periodistas y policías colaboraron llevando a cabo prácticas al margen de la ley como la destrucción de pruebas incriminatorias, robos de teléfonos móviles o la creación de una policía patriótica. Sin embargo, el Estado parece haber encontrado al solucionador en un viejo conocido: Felipe González.
|
etiquetas: felipe gonzalez , cal viva , humor