La fórmula que utilizó es sencilla: meter un Airtag en un sobre y enviárselo a sí mismo, utilizando su Mac para ir capturando cada dos minutos la posición del Airtag sobre el mapa. Esto le permitía ver en tiempo-casi-real por dónde andaba el Airtag hasta que volvió con él cual perrillo fiel. Curiosamente, recorrió casi 120 km para un viaje desde un buzón que estaba a 500 metros. Tras el primer y exitoso experimento Alex ha comenzado una aventura más ambiciosa con la que pretende ver dar la vuelta al mundo a un Airtag, de Este a Oeste.
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