Que a Dubái le gusta mezclar arquitectura e hipérbole no es ningún secreto. Al contrario. La ciudad emiratí acoge el rascacielos de los rascacielos, el Burj Khalifa, una mole de 828 metros de altura que marca el skyline de una metrópoli cargada de grandes torres, como el emblemático Burj Al Arab. Si la canadiense Moon World Resorts Inc (MWR) tiene éxito en su propósito a ese peculiar —y faraónico— mapa de mega construcciones podría añadírsele una nueva “joya” arquitectónica: un inmenso resort de temática lunar.
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