A finales de los setenta, en los kioscos de todo el país podía conseguirse una copia de plástico de la faca bandolera, convirtiéndose en el objeto fetiche de los niños, que en el recreo simulaban emboscadas y ajusticiamientos a las fuerzas del orden. Las fabricó la casa Juguetes y Baratijas Domingo y la llamó «La navaja de...» , junto a una ilustración en que se veía a Curro Jiménez y la palabra «inofensiva». Posiblemente se omitía el nombre del famoso personaje por cuestiones legales, pero era evidente que se trataba de él.
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