La Web está ahora plagada de inescrutables banners de cookies que no parecen proporcionar ninguna funcionalidad, no cumplen con las normas de protección que se pretendían, utilizan «patrones oscuros» para empujar a los usuarios a dar su consentimiento a todas las cookies, o simplemente dejan a los usuarios desconcertados. Los métodos automáticos de gestión de la privacidad, como el Do Not Track se los pasan por el forro la mayor parte de los sitios web; otro parecido llamado Global Privacy Control sólo está pensado para funcionar en California
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