Aunque eso del Internet de las Cosas pueda llegar a parecer una idea horrenda si se hace mal, la realidad es que todo va camino de estar conectado. La miniaturización de los elementos de los dispositivos electrónicos, sumada al hecho de poder conectarlo todo gracias a las nuevas tecnologías, da lugar al caldo de cultivo perfecto para que la red de redes llegue a todo objeto existente y por existir. Ahora, en pleno 2016, ya es posible tener una casa conectada sin quedarnos en números rojos (y sin tener que realizar complicadas instalaciones).
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