Los cables de fibra óptica que constituyen una red mundial de telecomunicaciones submarina podrían algún día ayudar a los científicos a estudiar los terremotos en alta mar y las estructuras geológicas ocultas en las profundidades de la superficie del océano. En un experimento publicado en las revista Science investigadores han conseguido convertir un cable de fibra óptica submarino de 20 km de longitud en el equivalente a 10.000 estaciones sísmicas a lo largo del fondo del océano. La técnica que utilizan es la detección acústica distribuida.
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