El 30 de marzo de 1987 un Boeing 737 de Alaska Airlines despegó del aeropuerto de Juneau con destino a Yakutat, la primera de una serie de paradas por el Panhandle del estado antes de finalizar en Anchorage. Al poco de despegar, y a unos 275 kilómetros por hora, Bill Morin y Bill Johnsn, los dos pilotos, vieron como un enorme pez se abalanzaba sobre el morro del avión. Un salmón de medio metro impactó contra la aeronave y quedó instantáneamente reducido a pequeños trozos, o como dijeron los propios pilotos, “sushi de parabrisas”.
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