Explica que la muchacha -que el libro mantiene en el anonimato por razones evidentes, pero a quien aquí llamaremos Julieta- no tuvo mejor idea que meter el anillo en el huevo amarillo de los ovoides chocolates de Kinder. Hasta aquí todo aceptable, un poco cutre tal vez pero aceptable. El problema es que quiso darle un toque romántico introduciéndoselo en la vagina."Inesperado, desagradable y, supongo, romántico", lo describe Adam. Porque decírselo con flores a veces no es suficiente.
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