Surgió en Francia en 1957 y se trataba de un particular casco de moto bautizado como Thermoscaphe, nombre inspirado en el término batiscafo. La protección de la cabeza del conductor ante posibles accidentes no era su principal cometido. Era transparente y estaba hecho de metacrilato. Al margen del material poco resistente, no contaba con una correa adecuada para asegurar bien el casco a la cabeza. El sistema de calefacción estaba integrado por una lámpara de alcohol cuya llama calentaba el aire procedente del exterior.
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