"¿Consumes estimulantes?", es la pregunta que lanzó la presentadora ante la sorpresa de Rivera. "Nunca", zanja el político. Rivera ha confesado que tiene vértigo, pese a lo que no huye de disfrutar de la azotea de su flamante sede en Madrid, al lado del plaza de toros de Las Ventas. Un café sirve de pretexto para abordar los comentados tics del líder emergente. El movimiento de manos, tocarse el cuello de la camisa son gestos característicos del político. De hecho, en el debate a cuatro, con Soraya Sáenz de Santamaría, en la campaña del 20-D
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