Van Hoogstraten ha llevado el concepto de casero turbio a una nueva dimensión. Tan macarra como solo alguien curtido en el prestamismo usurero en los suburbios ingleses puede llegar a ser. En otras palabras: todo apunta a que Nicholas van Hoogstraten no es trigo limpio. “La casa representa una parodia implacable de las aspiraciones del período en que se concibió. Es una exageración de los gustos y las fantasías de esa generación de hombres hechos a sí mismos, supuestamente respetables, que surgió en la época de Thatcher y Reagan".
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