En el cementerio Jovánskoye de Moscú hay una lápida que se distingue de las otras por la palabra “PATRIA” tallada en español sobre la piedra, junto a una imagen de mujer en relieve, debajo de la cual se pueden leer un nombre escrito en ruso y dos fechas: 1909 1988. Allí, el 8 de marzo de ese 1988 –por pura coincidencia con el Día Internacional de la Mujer–, fue enterrada con honores militares África de Las Heras, de doble nacionalidad española y soviética, coronel de Inteligencia del Ejército Rojo que a lo largo de medio siglo.
Trabajó durante 16 años para la Inteligencia estadounidense mientras filtraba información "letal" al gobierno de La Habana. Prisiones de Estados Unidos dio la orden el 6 de enero: libertad provisional para la mujer de 65 años que había pasado 20 años de cárcel.
Al acabar la guerra, los Británicos durante su trabajo de masificación, estuvieron negociando con el gobierno de Franco para la expulsión de este grupo, tras varios amagos, finalmente, estos fueron entregados, eso sí, no todos.
El autor sitúa las andanzas del Pequeño Nicolás en las grandes historias de las novelas de espías para encontrar semejanzas e inquietantes preguntas sobre lo que ya se sabe. Además, compara el caso del cachorro del Partido Popular con uno de los grandes nombres del espionaje patrio: Juan Pujol. Se explotan las debilidades de cada persona que conviene que sea espía, como se les tiende la red de complacencias y medios para que disfruten de ellas, y al final se cierra el cerco y ya no tienen remedio