Una nueva investigación sobre este tema ha sido publicada en la revista científica IEEE Transactions on Affective Computing. Para realizar el estudio, invitaron a unos 30 participantes a una sesión especial de Tinder. Para poder leer las ondas mentales de estas personas utilizaron “mediciones de electroencefalografía (EEG) para identificar qué tipo de características faciales encontraban atractivas las personas y luego enviaron los resultados a un programa de inteligencia artificial (IA)”, según explican en Science Alert.

El profesor adjunto de la Universidad de Alabama en Birmingham (EEUU) Nitesh Saxena ha demostrado que el software también puede adivinar los PIN y las contraseñas al monitorizar las ondas cerebrales de una persona. Su estudio se une a un pequeño pero creciente cuerpo de pruebas sobre la seguridad de interfaces cerebrales, sobre las cuales los investigadores afirman que incluso los cascos más sencillos que existen necesitan más seguridad. Sin ella, los datos privados podrían ser robados.

Durante una semana utilicé una máquina EEG "de consumo" para grabar mi actividad cerebral mientras hacía compras por internet o pensaba en mi propia muerte, y con esos datos entrené a mi ordenador para que predijese en que estaba pensando. El clasificador de árboles de decisión sólo distingue entre esos dos estados "probablemente comprando", "probablemente pensando en la muerte". Luego me grabé durmiendo tres noches, con el EEG. El vídeo está acelerado 2000%.