"Para muchos, desgraciadamente, embutidos en la máquina de hacer trizas la cultura para convertirla en industria cultural, esos galardones, y algunos otros, son algo así como una celebración (...). El premio Oscar, en tiempos el galardón cinematográfico más anhelado (...), convertido en deleznable márketing con el que unos individuos se premian a sí mismos y con el que edificar una idea del cine que favorezca siempre lo académico, lo insulso, lo normal, en lugar de otorgar mérito a la audacia, a la valentía, lo dionisíaco y revolucionario".