Cuando estalló el
#dieselgate, contamos que una de las ventajas era el cambio en la manera de operar de la Comisión Europea. Esta anunció que a partir de ahora, todo lo que se negociara en ella relativo a emisiones contaminantes de vehículos, se haría de manera abierta y pública, lo que permitiría ver qué países pedían normas más o menos exigentes. Hoy se han caído todas las máscaras, y hemos visto qué pide cada país y cómo justifica su posición. En parte, algunos de los resultados eran previsibles, pero por otra parte, da para sonrojarte.