Es una prueba tan difícil de superar como fácil de explicar: consiste en memorizarse el mapa de Londres, sus 25.000 calles y lo que hay en ellas. Algunos aspirantes pasan tres años preparándose y se presentan una decena de veces a los exámenes antes de aprobar. "Creo que nadie debería depender de un GPS si se le está pagando por conducir. Es más probable que tengas un accidente", dice un taxista de Londres.
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